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La Ciudad de México, con alternativas de bienestar para los migrantes

Uno de los indicadores del crecimiento demográfico en México es el fenómeno de la migración. Conforme ésta ha aumentado, la movilidad territorial ha propiciado la aparición de polos de actividades económicas que influyen en los datos socio-económicos de diferentes puntos del país.

Invocando un poco de historia: El Distrito Federal, desde los años cincuenta, ha sido un lugar de destino de corrientes migratorias de otras entidades federativas, así como de migración intermunicipal en la zona conurbada de la Ciudad de México. Aunque sigue recibiendo a migrantes temporales, de tránsito y de residencia, actualmente la Ciudad de México ya no representa el principal polo de atracción en el país.

El movimiento migratorio a las ciudades, cualesquiera que éstas sean, pone a prueba su planeación urbana, pues debe considerar el derecho a la movilidad de su población junto con los derechos de los migrantes, para que éstos tengan acceso a servicios, un techo adecuado y se puedan integrar a la dinámica del nuevo sitio de destino.

Diversas organizaciones en la Ciudad de México trabajan para que los migrantes gocen de sus derechos humanos. «Cáritas», «Sin Fronteras», «Casa de los Amigos» y la «Asamblea de Indígenas Migrantes en el D.F.» son algunos ejemplos, ya que promueven la adaptación del migrante y la reducción de situaciones que lo vuelvan vulnerable.

Según se cita en el Programa de Migrantes de Cáritas en la Ciudad de México, la mayoría de las personas que acude a instituciones de apoyo son extranjeros en tránsito o mexicanos que cambian de residencia a esta ciudad. Las causas que principalmente manifiestan son: extorsión en los lugares de origen y ser víctimas de grupos delictivos. Se tiene estimado que el 40 por ciento se encuentra en tránsito hacia Estados Unidos, mientras que otro 40 por ciento decide permanecer en el Distrito Federal. Quienes optan por quedarse en la Ciudad de México se enfrentan principalmente a la falta de empleo y, por ende, a la carencia de un ingreso e infraestructura básica como es la vivienda. Aun y cuando los migrantes completen su proceso de regularización para residir en la ciudad, el mercado laboral formal no los toma en cuenta debido a requerimientos legales.

Ante la problemática expuesta, algunas instituciones, entre las cuales se encuentra «Cáritas», promueven el impulso productivo de este sector de la población, impartiendo talleres y apoyando la comercialización de artesanías, con el fin de que las personas puedan desarrollar habilidades, potenciar sus talentos y generar recursos que les permitan salir de la situación de vulnerabilidad que se les presenta en ese momento. En paralelo, «Cáritas» les brinda una asistencia económica por las piezas que producen en los talleres. Al finalizar el taller se busca que la persona sea independiente de la asistencia económica, y ya que no se trata de un empleo, se busca que la persona obtenga los medios para desarrollar una actividad.

Por otra parte, para los migrantes que lo solicitan, reciben atención médica y psicológica, así como insumos para la higiene personal. Generalmente los migrantes presentan algún grado de desnutrición, por lo que «Cáritas» tiene alianzas con algunos restaurantes para proveer alimentos de manera inmediata. De la misma manera, canaliza a los migrantes a albergues o instituciones de apoyo para su refugio. Otro apoyo que se les otorga es el transporte para que los migrantes que ya han sido deportados de Estados Unidos y se encuentran en tránsito a sus comunidades de origen, puedan completar su camino.

El trabajo de diversas instituciones, al igual que otras iniciativas de la sociedad civil, permite reducir los factores de vulnerabilidad de los migrantes.

Aún queda mucho por hacer.